Begin Again
Esta entrada tiene este título por algo tan simple, decidí independizarme de casa, posiblemente muchos digan que ya era hora, ya que tengo 29 años. Sin embargo, en un país como este donde los salarios no nos benefician a los de mi generación o mejor dicho, a nadie, fue un verdadero reto.
Toda mi vida he vivido bajo el ala protectora de mamá y papá, donde mi única obligación había sido estudiar, hasta que de repente sucede una catarsis personal tan extraordinaria que te das cuenta que la casa de tus padres es muy pequeña para ti y tus sueños, así que un buen día mi ardilla loca se despertó y me dijo: -Tenemos que buscar nuestro espacio.
Y efectivamente, tuve que buscarlo, no solo era por mi edad sino porque también era una forma de demostrarle a mis hermanos e hijo, que llega el momento de salir del nido. Lo difícil de esa decisión hasta la fecha no fue salirme, sino cortar poco apoco ese lazo que me mantenía dentro del ala de mamá y papá y sentirme invencible escudada por ellos.
Así que un lobo, al que me ha escuchado y cuidado mi garganta desde entonces, me ha ido guiando haciéndome ver que cuando tomas una decisión de esa magnitud recibes tres golpes, si sobrevives, felicidades, estas listo para continuar con tu vida “independiente” pero sino, entonces puedes regresar con una sonrisa boba diciendo a tus padres -¿Qué crees? Que no me gusto (evidentemente esto no pasa porque todos tenemos ese bello orgullo que no nos deja arrastrarnos, bueno no todos)
Esos tres golpes fueron:
1. Adiós a mi infancia. Aunque suene a chiste es anécdota dirá Franco Escamilla, pero a veces tenemos la idea, aunque ya estamos muy creciditos, que somos unos niños. En el momento que tomé mi ultima maleta de casa de mis padres, me dio nostalgia dejar el hogar que me vio crecer. Creo yo que el no haber regresado corriendo ese mismo día, me dio valor para afrontar el siguiente golpe.
2. La triste realidad. Si bien era cierto que ya llevó años trabajando para una buena empresa que me ha dado mucha estabilidad, el vivir solo te da otro panorama de tu existencia. Antes en casa de mis padres tenía dinero de sobra, iba y venia de Starbucks como si costara 20 pesos el café, me compraba videojuegos para mi consola, gastaba en cosas streaming que ni al caso, en fin, me quería dar una vida acomodada.
Mi sorpresa y mi caída fue dura y fuerte, pues ahora que estoy arrendando un departamento, el dinero que sobra es para cubrir mis gastos y tuve que deshacerme de gastos innecesarios (bye bye Starbucks, bye bye cine cada viernes de estreno, bye todo) pues tuve que sentar cabeza por mí y por mi personita especial.
Así que tuve que dejar muchos vicios y demás cosas por tener algo extra que pueda convenir a los gastos de mi casa. (próximamente sacaré otra entrada con algo relacionado)
3. Madurar aunque sea para frutas. Muchos de los que han hecho esto o se han encontrado en mi situación, sabrán que las frases que antes nos fastidiaban de nuestras madres se convierten en nuestra biblia, como por ejemplo: Pasabas frente al McDonald’s y decía tu madre, en la casa hay comida. Pues ahora eres tú el que te aplicas esa frase, pues no todos tenemos la ventaja de vivir con holgura nuestra independencia y menos si eres como yo, una persona que apenas huele un elote y ya se lo quiere comer o el olor de un rico pan o de un café.
La madurez nos hace entender que tenemos prioridades, que ahora nosotros somos el sostén de nuestro hogar pero sobre todo, que el internet ya no lo va a pagar papá sino tú. Aprendí a valorar lo que es tener luz, agua e internet y todo al mismo tiempo. Cuando llegué a mi casa la primera vez y la vi sin nada, me di cuenta que mis padres eran magos pues nunca me hicieron ver que se necesitaba mucho tiempo para poder pagar un recibo.
Así que cada vez que prendo la luz, abro una llave de agua o navego por internet, doy gracias por tener un trabajo para poder sostenerlo y agradezco a la fuerza del universo, llámese como se llame, haberme dado unos padres que me dieron todo.
Estos tres golpes para una persona que ha vivido siempre al cuidado de su familia, acompañada por seis extraordinarias personas por tantísimo tiempo, han sido una de las experiencias más fuertes que la vida me ha puesto, y vaya que he tenido muchas como la operación de columna, pero cada una de ellas me ha demostrado que tan fuerte y desordenada puedo llegar a ser.
Independizarte no es malo, te enseña lecciones de vida muy grandes pero sobre todo, le da valor a tu vida, en mi caso, me hizo más responsable y sobre todo, me ha dejado con ganas de seguirme superando, el único problema es que conseguir una buena casa en la ciudad de México es un gran problema, o te piden muchísimo dinero o los requisitos son inverosímiles pero esto, es otra historia.
....se requiere muchisimo valor... te felicito aunque no te conozco... no cualquiera tiene los tamaños para enfrentarse con uno mismo. Gracias por comparti, espero pronto nos tengas más noticias de como va todo. SALUDOS¡ JD
ResponderBorrar